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versiones modernas de meninas, infantas y reinas de Velázquez en el Museo del Prado Madrid Juanma Contreras 2013

Algunas VERSIONES de retratos de VELÁZQUEZ
reina     infantas     meninas    modernas    Mariana     Margarita    Teresa   moda


Reina Mariana busto, 60 x 50 cm JUANMA contreras 2014



La ceramista Teresa Cadenas tiene mucho que ver con estas versiones que acabo de finalizar. Esta serie me ha obligado a conocer mucho de moda y de la forma de hacer de Velázquez, comprar libros y revistas, leer y sobre todo ver. He de decir que ha sido un camino apasionante y gratificante, el resultado es el siguiente:




REINA MARIANA acrílico, papel, tela y otros sobre lienzo 65×55 cm
versiones retratos de Velázquez, infantas y reinas (no confundir con meninas) en el Museo del Prado Madrid versiones meninas Velázquez
Juanma Contreras 2013
versiones meninas velazquez modernas  juanma contreras museo del prado pintura moderna contemporanea
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INFANTA MARGARITA I acrílico, papel, tela y otros sobre lienzo 65×55 cm 

versiones retratos de Velázquez, infantas y reinas (no confundir con meninas) en el Museo del Prado Madrid versiones meninas Velázquez
Juanma Contreras 2013





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INFANTA MARGARITA II acrílico, papel, tela y otros sobre lienzo 65×55 cm

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Juanma Contreras 2013

Para saber más…
CUANDO LOS AUSTRIAS…
VENDÍAN MODA EN EUROPA
extraído del texto de JUAN FRANCISCO ALONSO publicado en EL DIARIO MONTAÑÉS.
La cara lucía pálida, un blanco mortecino subrayado por un toque de color en la mejilla. El cuello de lechuguilla, almidonado, prendido por alambres para soportar su tamaño, mantenía la cabeza erguida, siempre digna. Y, más abajo, el jubón, la ropilla, las calzas, una prominente bragueta, las medias… Estamos en el siglo XVI. España gobierna el mundo, y, aunque aún no se había inventado la Pasarela Cibeles, las tendencias que nacían en la Corte no tenían fronteras. «España era el centro de la moda».
Las faldas ahuecadas fueron las reinas de los guardarropas de la Corte. Primero, el verdugado, y luego la exuberancia del guardainfante, un entramado de alambres con cintas que se ponían las mujeres en la cintura debajo de la basquiña y que creaba una falda tan ancha que debía resultar un milagro pasar por las puertas. Dicen que recibía ese nombre porque ocultaba sin problemas los embarazos. Amelia Leira, del Comité Científico del Museo del Traje, añade a estas prendas el cartón de pecho (antecedente del corsé), que ocultaba las curvas, los chapines altos (un chanclo de corcho en el que se metían los zapatos y que propiciaba el caminar envarado y difícil) y la saya, el vestido de las grandes ocasiones.
En la segunda mitad del XVI, los cuerpos de las mujeres no tenían curvas. Triunfaban las siluetas geométricas y antinaturales. Arriba, el jubón; debajo, el verdugado primero, el guardainfante y el tontillo después. Y, entre el cielo y el suelo, algún detalle: las joyas se cosían a los vestidos, porque no quedaba piel donde lucirlas; el abanico y los pañuelos de encaje eran símbolo de estatus social; el cabello se abombaba con postizos o algodón; y en cuanto a tejidos, terciopelos labrados con fondo de raso negro, la seda-lana, los damascos, las telas llameadas…

enlace EXPOSICIÓN en el MUSEO NACIONAL DEL PRADO
Velázquez y la familia de Felipe IV